expulsión de esta orden religiosa de España y América en 1767.
También la zona norte, más precisamente en Jujuy, los terratenientes plantearon la necesidad de dejar de tributar impuestos a la Corona.
Los latifundistas fueron acusados de traición y sus propiedades invadidas por las tropas reales que hasta masacraron a los esclavos que nada tenían que ver con las acciones de los patrones.
Los que formaron la Junta
La conformación de la Junta no representó a todos los sectores sociales de Buenos Aires.
En su mayoría eran comerciantes, lo que le dio el carácter de revolución liberal. Salvo dos, el resto nació en las colonias españolas.
Brigadier Cornelio Saavedra, nació en el campo cerca de Potosí, siendo niño llegó a Buenos Aires para estudiar en el Colegio de San Carlos. En 1799 fue elegido regidor del Cabildo y durante la Reconquista, a finales de 1806, se lo nombró jefe del Regimiento de Patricios, compuesto de americanos.
Mariano Moreno nació en 1778 en Buenos Aires. Estudió leyes de la Universidad de Chuquisaca.
En 1809 los hacendados y labradores lo nombraron apoderado para que expusiese las razones que justificasen la libertad de comercio. Para muchos fue el alma de la revolución.
Fue fundador del primer periódico patrio.
Juan José Paso nació en Buenos Aires en 1757. Hizo sus estudios en la Universidad de Córdoba, graduándose de doctor en 1779.
Fue secretario de la Junta Gubernativa, su actividad no desmereció al lado de Mariano Moreno, encargándose del despacho de Hacienda.
Manuel Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, se educó en España, y en 1794 regresó con su título de abogado y de secretario del Real Consulado de Comercio, instituido en la administración del Virrey Arredondo.
En las actas de Corporación y en las Memorias que anualmente presentaba se pueden apreciar sus esfuerzos al servicio de las ideas del libre cambio.
Juan José Castelli fue uno de los fundadores y apóstol de la emancipación argentina.
Nació en Buenos Aires el 19 de julio de 1764. La amistad con Belgrano, influyo a que este lo propusiera en 1796, para desempeñar la suplencia de la secretaría del consulado.
Atendía un estudio forense, que era de los más acreditados por su erudición y honorabilidad, cuando en consorcio con Belgrano, Rodríguez Peña y Vieytes comenzaron a organizar secretamente los trabajos de independencia.
Juan Larrea nació en la ciudad de Mataró (Cataluña) el 24 de junio de 1782. Se estableció en Buenos Aires a principios del siglo XIX, se hizo de una holgada posición como comerciante, por su inteligencia y corrección.
Manuel Alberti nació en Buenos Aires el 28 de mayo de 1763. Cursó ventajosamente sus estudios hasta graduarse de doctor en teología, en la Universidad de San Carlos de Córdoba, en 1783, y recibir la ordenación sagrada.
Domingo Matheu nació el 4 de agosto de 1766 en la ciudad de Mataró, distante a once leguas de la de Barcelona. Obtuvo el diploma de piloto de mar. En 1793, habiendo liquidado la razón social que tenía con su hermano, resolvió establecerse de comerciante en Buenos Aires. Logró labrarse de una buena fortuna. Fue también teniente de la 1ª Compañía de Miñones, y asistió a los combates del Riachuelo y Miserere, durante las invasiones inglesas. Tomó participación en los trabajos que dieron por resultado la revolución asistiendo al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, para dar su voto por la cesación del mando del Virrey Cisneros.
Miguel de Azcuénaga nació en Buenos Aires el 4 de junio de 1754. Estudió en España, y en 1773 comenzó a prestar servicios en la guarnición del virreinato. Regidor del Cabildo, alférez real y más tarde alcalde de segundo voto. Desempeñó el cargo de síndico procurador general por varios años. En 1796 asume el mando de las milicias. También formó parte de la defensa de 1807 contra la invasión inglesa.
El papel de las logias masónicas
El carácter secreto de las logias masónicas impidió durante mucho tiempo encontrar un documento que las vincule directamente con los aires patrióticos de 1810, pero sus miembros directamente fueron los precursores de la patria grande: José San Martín y Simón Bolívar.
Es casi imposible fechar la presencia de la Logia Lautaro antes de 1812, año en el que habría comenzado a funcionar la organización de la que formaron parte gran parte de los ilustres argentinos.
Incluso algunos de los miembros de la Primera Junta al menos están sospechados de haber sido iniciados en la organización posteriormente a la revolución. Este dato puso siempre un manto de sospecha sobre que tan genuinos fueron aquellos aires patrióticos.
Pero al no existir documentos oficiales que prueben las conexiones trazadas por los investigadores será muy difícil correr el manto y sacar a la luz la influencia masónica en el Mayo argentino.
Una de las pistas que lograron recoger fue que Francisco de Miranda, un venezolano fundador de la Logia Americana, que funcionó en Londres, logró reclutar en Europa a San Martín y Alvear.
Allí los formó en las ideas republicanas junto a otros grandes latinos como Bolívar, O’Higgins y Carrera, de Chile; Montufar y Rocafuerte, de Ecuador; Valle, de Guatemala; Nariño, de Colombia.
Al volver a América, luego de 1810, los argentinos logran armar su propia logia que entró en los círculos de poder llegando incluso a manejar el país desde la clandestinidad.
Una de las revelaciones más importantes de José Matías Zapiola (general patrio) fue la regla de oro de la logia: los “hermanos” elegidos para una función militar, administrativa o de gobierno debían asesorarse antes de designar jefes militares, gobernadores, diplomáticos y jueces.
Si está claro que hasta la demora para que Argentina decrete su independencia se debió a la influencia y hasta la interna que tuvieron los masones para determinar quién se quedaba en el poder.
También se consagró como verdad histórica que el camino trazado para expulsar a los españoles del continente fue acordado en secreto entre las hermandades latinas apoyadas por las inglesas.
Pero el papel que jugaron en los acontecimientos y el Cabildo Abierto no podrá ser descubierto a menos que las vueltas de la historia así lo permitan.
La historia que no fue (no se escribió)
Dentro de la franja de la historia no oficial figura el relato de un barco contrabandista de bandera inglesa que fue detenido en el puerto de Buenos Aires con mercadería muy valiosa destinada a familias con mucha influencia en el Río de la Plata.
Estas familias no pudieron convencer al virrey para que liberara la mercadería secuestrada y estalló una fuerte pelea que fue tomada por el resto de los ciudadanos como el primer aire de libertad.
Un cuento similar detalló que los contrabandistas cansados de pagar una coima a la aduana resolvieron su disolución pero los notables pidieron la creación de un gobierno patrio.
En tanto, figura en los libros que un grupo de patriotas fueron hasta al puerto el mismo 25 de Mayo y en dársena donde estaba estacionado el barco que trajo las malas noticias de Europa juraron lealtad a las autoridades argentinas.
El capitán del navío ofició de escribano certificando que las provincias del Río de la Plata se emanciparon finalmente de la colonia española y a partir de ese momento Inglaterra podría comerciar libremente con el sur del nuevo mundo.
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