
La Energ?a de la Buena Suerte
“Toda vuestra historia está cuajada de visiones que no habéis entendido, de ofrecimientos que no habéis escuchado, de adelantos que rechazasteis o usasteis mal, de fenómenos que os sobrecogieron en lugar de aleccionaros”
Minaya de Antonio Gala
Salvo contadas excepciones, la construcción de nuestros destinos depende de nosotros, la dirección de nuestras vidas es nuestra responsabilidad. En este mundo globalizado ya no nos es posible concebirnos como corchos flotando en el mar. Hay que entender que nos encontramos navegando en un ancho mar de oportunidades y que tomarlas o dejarlas pasar es responsabilidad únicamente nuestra como lo es el cultivar el carácter y la energía del timonel. Ya Lewis Carroll advirtió que alguien con intelecto está perdido a no ser que posea la energía del carácter. Cuando tenemos la lámpara de Diógenes, también debemos contar con eso.
¿Contamos con la lámpara de Diógenes?
Así es. Y ella no es privilegio de unos pocos iluminados maestros, gurúes, santos ni místicos. Pero hay que reflexionar, buscar verdades sin miedo ni duda. Y por ello tenemos hoy responsabilidades nuevas. Por ejemplo, cuidar nuestros pensamientos porque a través de ellos tenemos poder de “manifestación” sobre la vida. Cuidar las palabras, elegirlas con sabiduría porque con ellas tenemos el poder de marcar el destino. Cuidar nuestras influencias, sean éstas parientes, maestros, compañeros, asesores, amigos, música, libros, programas de tv o de cibernética. La información que elegimos digerir es de nuestra responsabilidad máxima. Hoy la información es invasora como nunca antes: se mete en el Living de la casa o en nuestro correo sin pedir permiso, nos cambia el humor y con él, el color del día entero. La energía de la información, de los afectos, de pensamientos y emociones cuenta porque ellas pueden tan bien acariciar como lastimar; pueden impulsarnos tanto como detenernos. Por lo tanto, procurarnos influencias productivas, estimulantes, edificantes para uno mismo no es asunto menor para esas cosas de la buena fortuna. Es una responsabilidad que se agrega en el mundo de hoy a quienes aspiran al propio desarrollo, a mejorar en lo que se propongan mejorar sea esto trabajo o salud, a alcanzar la alegría y satisfacciones reales. Una de las maneras de asumir estas responsabilidades y retos nuevos es aplicarse al ejercicio del desafío. Desafiar por ejemplo, la veracidad de teorías anticuadas, de prejuicios que detienen, o de culpas aprendidas de memoria y comenzar a narrarse a uno mismo otras historias y enhebrar nuevas esperanzas. Porque las historias que nos contamos y las esperanzas que acariciamos involucran esa calidad de pensamientos, y por ende, de energías, que definen la suerte de alguien.
¿Hay alguna fórmula mágica para seducir a la buena fortuna?
Si y no es un canto a la ilusión: hay recursos concretos en medio del torbellino que a menudo nos toca vivir. Hay fórmulas que parecen mágicas a base de Flores de Bach. Si, leyó bien: Flores de Bach para atraer la buena fortuna.
“¿Recuerda cuando se ridiculizaban las “ondas invisibles” y las corrientes eléctricas?. La sabiduría del hombre está aún en la infancia”, decía Albert Einstein.
Antes se cansará la razón de imaginar que el Universo de maravillarnos, decía a su vez, Blaise Pascal. De modo que más vale que nadie se sorprenda. Si hoy nos sonreímos ante la creencia generalizada de la antigüedad según la cual la Tierra era sostenida por tortugas y elefantes gigantes, es justo preguntarse cuáles de nuestras actuales creencias harán sonreír a los hombres del futuro; qué prejuicios de nuestra cultura actual considerarán ellos una ingenuidad; o una muestra de “falta de desarrollo”.
¿Qué papel juegan las Flores de Bach con la buena fortuna?
Juegan uno muy importante si tenemos en cuenta que ellas son portadoras de energía beneficiosa. No hay que olvidar que la energía antecede al pensamiento. Todo pensamiento nace de una energía determinada y está visto que es una flecha que siempre da en el blanco (de nuestras emociones, por lo menos). Y las esencias florales son los remedios del alma.
Sabido es que no es lo que se dice sino cómo se dice lo que nos afecta, No es esa palabrita en sí misma a lo que reaccionamos. Es la ironía, el amor, la ternura o el odio que en ella se adivina lo que nos mueve por encima de nuestra voluntad y con una vibración característica. Si desde su interior o en su entorno usted está rodeado de alguna clase de energía debilitante, sus pensamientos serán debilitantes para usted; y usted se verá carente de vigor, visión, determinación, fuerza. Comerá mal, dormirá mal y estará alejado de sus intuiciones. Poco o nada comprenderá de sus percepciones; haciendo lecturas equivocadas de sus experiencias habrá malgastado ese radar con el que ha venido al mundo a explorar y guiarse. Elegirá con rapidez más que con sabiduría; perderá preciosos tiempo y oportunidades en decisiones inconvenientes. Así, a la corta o a la larga, en procesos a menudo insidiosos y prolongados, una persona va convirtiéndose neciamente en alguien vulnerable, quejumbroso o cínico ante la vida; con las defensas bajas, atrayendo la adversidad y quejándose de su “mala suerte”. Si conoce a alguien así, tómelo como modelo para no copiar.
¿Por dónde comenzar para generarnos buena suerte?
Abra su mente a lo nuevo y permítase la sorpresa. Ya es un hecho el que las Flores de Bach adecuadamente trabajadas —y quisiera remarcar la frase “adecuadamente trabajadas” y no “tomadas como remedio”— hacen que nuestras capacidades afloren en conductas satisfactorias, en percepciones acertadas y en reacciones magníficas todo lo cual nos convierte en personas afortunadas. Al Ser humano bien integrado con su esencia y con la naturaleza lo acompaña la buena fortuna. Esto es una ley natural. Considerar este hecho como algo descabellado es lo descabellado y anticuado. Las fuerzas benéficas del Universo conspiran a favor del individuo integrado: ellas inician un bucle energético ventajoso cuando existe armonía entre el cuerpo, la psique y el espíritu. Esta armonía es capaz de instaurar la esencia floral cuando se la trabaja correctamente y se aprovechan sus favores al máximo. Por lo tanto: si ambiciona para usted la buena fortuna, mi consejo es “trabaje las flores de Bach a la manera de Bach”.
¿Qué significa trabajar las flores de Bach a la manera de Bach?
Un trabajo floral serio va más allá de la cura de un síntoma. Se propone sintonizar con vibraciones de alto calibre, superar los bloqueos propios de toda personalidad y despeja la vista que quedó nublada con arbitrariedades de un pasado mucho más completo y complejo que el que la memoria parcializada puede mostrar. Trabajar estas energías con maestría permite que las ambiciones auténticas resuciten, cobren fuerza y orienten las acciones y pensamientos hacia su concreción. Esto se logra aprendiendo a seguir la propia guía, la de ninguna otra persona. De este compromiso mínimo una actitud provechosa emerge con naturalidad, se enredan destinos con un encanto como jamás podría diseñar la limitación humana. Al cultivar la energía en el interior, pronto el sujeto experimenta un inusitado vigor y certeza en medio de un proceso de evolución que va desde la falta o del error a la verdad; de la ignorancia al conocimiento y del defecto a la virtud. Toma lo bueno, descarta lo malo. Se prende a lo importante y no malgasta sus energías en lo que no vale la pena. Y cuando las cosas marchan ¿es que este individuo tuvo un “golpe de suerte”?. Es que estas flechas energéticas lo estuvieron ayudando amablemente a aclarar sus búsquedas más sinceras y a avivar sus pasos. ¡Qué buena suerte!
El azar está siendo motivo de estudio
¡Qué maravilloso el que nos hayamos topado con una paradoja!. Ahora por fin podemos tener esperanzas de ver progresos”. Decía Niels Bohr . Sinceramente: ¿llegaría usted a la misma esperanzada conclusión ante una respuesta paradojal? Quienes trabajan sus flores como ellas lo merecen, sienten avances contundentes en sus vidas. Los demás se aturden, se decepcionan, se enojan en su ignorancia, sufren descomposturas y se quejan de la mala suerte mientras toman remedios para calmar sus molestias de turno. La buena suerte está también disponible para usted si se dispone a cultivar el carácter y la energía que debe cultivar usted en usted y en ningún otro. Si cada cual se ocupara de lo suyo, el mundo daría las vueltas más deprisa… Puedes llegar a cualquier parte siempre que andes lo suficiente, decía Lewis Carroll, un matemático. Y agregaba: uno es tan impaciente consigo mismo que nunca se irrita con la propia estupidez.
Mantenga niveles altos de ambición de inteligencia. El azar está siendo motivo de estudio. También las impresiones que en nuestro campo magnético dejan las esencias florales. Cuando conseguimos apoyarnos con estas benéficas energías de la naturaleza resulta que contagiamos energía. Imprimimos vigor a lo que hacemos y a quienes amamos. Nos sentimos dichosos por el ritmo y la dirección que toman las cosas. Nos acomodamos mejor a los vaivenes del tiempo y atravesamos mejor las circunstancias adversas sabiendo que la línea de la vida no es una línea recta. En esta pseudo-agitación se retiran las personas que deben alejarse de nuestro ámbito y llegan esos otros que impulsarán nuestro camino. Como resultado de un trabajo floral de excelencia es de esperar no solamente un descanso reparador y un