Gobernador y Capitán Gral. de Australia. El 1ro de octubre de ese mismo año, se firma el «Tratado de San Ildefonso», en el que Portugal reconoce definitivamente los derechos de España sobre toda esta región.
El 5 de marzo de 1807 los ingleses se apoderan de la Colonia hasta fines de agosto. En este momento el «Ayudante Mayor Don José Artigas» (héroe nacional uruguayo) ejerce internamente la comandancia hasta el 15 de febrero de 1811, fecha en que deja Colonia para adherirse a la Revolución de Mayo en Argentina, acompañado por el Cura Párroco José Maria Enríquez de la Pena, y un grupo de patriotas colonienses.
Pocos meses después, Colonia del Sacramento, es ocupada por fuerzas patriotas al mando de Venancio Benavides y Viera.
En 1815, el futuro jefe de «Los 33 Orientales», Juan A. Lavalleja, es nombrado Comandante por Artigas.
En 1818 es ocupada por las fuerzas Imperiales Portuguesas, siendo parte de la Provincia Cisplatina.
En 1822, luego del 7 de septiembre, es incorporada al imperio brasileño. Hasta que en febrero de 1826 es nuevamente bombardeada por el ejército argentino al mando del Almirante Guillermo Brown.
Este, quien desde 1814 tiene propiedades muy importantes en la ciudad y sus tierras cercanas, destruye parte de su propia casa, intentando desalojar a los invasores, sin lograr vencerlos.
El 2 de diciembre de 1828, la Colonia del Sacramento es entregada a las fuerzas Orientales por la «Convención Preliminar de la Paz». El apoyo de los ingleses, el tráfico de esclavos y el contrabando, coloca a nuestra ciudad en una posición privilegiada pasando a ser una de las más disputadas; aquí intervinieron muchas potencias, luchando por esta «punta de piedras acompañada de siete islas».
En 1845 durante la llamada «Guerra Grande», José Garibaldi se apodera de Colonia y la Isla Martín García.
En 1848 también es asaltada por las fuerzas de Manuel Oribe (segundo presidente de la república), que como parte de los movimientos políticos que se originan dentro del territorio de la Banda Oriental; movimientos que luego darán origen a las Divisas «Blanca y Colorada»; primeros indicios de los dos partidos políticos tradicionales en el Uruguay.
El barrio histórico en su plenitud con todo el hálito del pasado, vibra en cada piedra, en cada reja, en cada muro y en cada zaguán.
Los atardeceres en el río cobran facetas de misterio, dignas de la inspiración de un poeta o pintor. Recorriendo palmo a palmo su entorno, surge la vertiente histórica y documental que la región de San Gabriel y la Colonia del Sacramento han legado a nuestro país.
Calles angulares, angostas, pavimentadas; con piedras de cuna, con desagüe central, gruesos muros de piedra, techos de teja a dos y tres aguas, pisos de cerámica y piedra; conforman una postal inolvidable para quienes tienen el privilegio de contemplarla.
Un entorno de maravilla que embruja y fascina con su magnetismo.
Descubrir Colonia es en resumen… Un verdadero encanto.
Los museos.
Museo Portugués.
Una de las reliquias genuinas de la antigua Colonia, llamada » Casa de Jean Beaudrix » antiguo capitán de caballería portugués y también «Casa de Ríos «, actualmente ocupada por el museo portugués, único en todo el Uruguay.
Es el recinto ideal como aposento para el museo. Una parte de su construcción data de los años 1717 mientras que la otra de 1722. Estupendo exponente de la arquitectura portuguesa, construida en dos niveles aprovechando la caída natural del terreno, con comunicación a dos calles; la entrada principal esta ubicada frente a la Plaza Mayor y la otra frente a la calle de San Pedro de Alcántara.
Fue donada al estado por Exilda Criado Pérez, habiendo pertenecido a su hermana Teresa. Esta y otra casa, son las dos únicas propiedades con techo a cuatro aguas de estilo portugués en toda la ciudad. La sala de entrada tiene también el cielorraso a cuatro aguas en madera artesanada muy similar al que se encuentra en la Casa de Nacarello. Este conjunto de reliquias facilita la reconstrucción de aquel periodo militar que dejó ricos trazos de cultura popular desde la fundación de la Colonia hasta nuestros días.
Conserva los pisos originales, así como la mayor parte de sus paredes interiores construidas con tabiques de madera, rellenos de teja partida y piedra asentadas en adobe, denominados » De San Andrés» . Los techos son de teja y adobe y están restaurados con fidelidad obteniéndose magníficos resultados. El mobiliario es una importante donación del gobierno de Portugal. La majestuosa casona concita el interés de los visitantes, trasmitiendo un profundo equilibrio y una acentuada expresión de vida.
La llamada Sala de Reyes imanta con sus mayólicas perfectamente realzadas con trabajos de ambientación. Azulejos de la fábrica de Santa Ana en Lisboa, representando a los monarcas portugueses que reinaron en la época, sobresalen a la vista de los visitantes. Todo en esta casa resume historia; la Sala de los Gobernadores, con sus estandartes y azulejos, los uniformes del Regimiento de Dragones de 1772, una valiosa serie de armas de fabricación inglesa que utilizaron las fuerzas portuguesas en las guerras por la tenencia de la Colonia, estandartes de guerra, miniaturas de bronce y escudos policromados, piezas de cerámica populares; en fin… allí la cita con la historia, entre esta sobria y elegante decoración, es ineludible.
Museo Del Periodo Español.
En el cruce de las calles de San José y de España encontramos la que fuera casa de Don Juan de Águila, luego donde se hospedo Bartolomé Mitre y que actualmente ocupa el Museo Español.
En esta construcción portuguesa del año 1720, nuestra imaginación vuela y revive un pasado de grandeza. En su planta baja, lucen cerámicas de Castilla, de Zamora y de Galicia, representando las provincias españolas que vinieron a poblar la Colonia. Junto a trajes regionales donde resaltan la armonía de faldas rojas y corsettes negros, trajes típicos de León, de Segovia, de Asturias y de Galicia, se encuentra un uniforme del Regimiento de Infantería de Córdoba.
Deslumbrantes mayólicas con escudos provinciales y un gran óleo del primer Virrey del Río de la Plata, Pedro de Cevallos, nos trasmiten la nostalgia de legendarias facetas de la Colonia. Entre mapas, diseños y varios factores que llaman a la historia, se encuentra una bandera enmarcada perteneciente al Regimiento Español de Fijos de Montevideo de la época de las Invasiones Inglesas de 1807. La misma había sido depositada en el Convento de los Frailes Mercedarios de Buenos Aires, por un guerrero que logró salvarla en una batalla del Río de la Plata.
Cuando se restauró la casa se encontró entre la viga y el entablado del techo, un billete de 50 pesos, del Banco Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fechado en 1827.
Permanecen allí documentos originales como Tratados entre el Virrey Cevallos y el Rey de España Carlos III, el Tratado de San Ildefonso y la descripción histórica de los momentos vividos por Colonia. La aristocrática construcción del siglo XVIII, posee una perfecta entonación; presenta aberturas cuyos dinteles son de piedra de talla monolítica, el muro es de piedra de 90 centímetros de espesor, el entrepiso original de madera dura, su techo es de característico estilo portugués, construido en madera dura traída de Paraguay, -Quebracho o Canela-, con forma piramidal adornado con tejas. La escalera y el tabique interno son originales, así como los son las puertas y los marcos que aparecen sin pintar.
Se inauguró como Museo el 29 de agosto de 1976, y en el año 1992 se agregó la finca lindera de construcción italianizante, de alrededor del 1840, conservando la arcada original. Al fondo se aprecian las caballerizas del año 1720. Una penumbra nos rodea y nos identifica con esta magnifica técnica museística reconstruida y atendida en sus más ínfimos detalles.
Museo Municipal.
Bajo mandos portugueses era una de las llamadas «Casa Dos Secretarios», junto a la Casa del Virrey, (estos secretarios eran las autoridades civiles de la Colonia).
Hoy es denominada Casa del Almirante Brown y allí funciona el Museo Municipal. Este nombre se debe a que nuestro gobierno se la entrega como recompensa a Brown, por medio de un documento del 17 de octubre de 1833, en honor a la labor presentada junto a Artigas en la Campana Libertadora Oriental.
Esta histórica casa había pertenecido al Gobernador de Colonia, Don Francisco Albín, comandante del Partido de las Víboras y del Espinillo, a quien le había sido adjudicada en 1793 por el Virrey español Nicolás de Arredondo. Esta ubicada frente a la «Plaza Mayor». «Viviendas de Azotea» era el nombre con que apodaban a la parte superior o piso alto. Las habitaciones inferiores eran llamadas «Sobrados de Abajo».
La fachada tiene en los extremos dos pilastras de talla de piedra arenisca y la planta consta de amplios salones, limitados con muros portugueses de 80 centímetros de espesor. La planta alta tiene una terraza donde desciende una escalera en ángulo, con escalones monolíticos de granito gris. Los techos, la azotea los pisos están hechos de baldosas cocidas y el entrepiso de madera dura.
El museo fue inaugurado el 25 de agosto de 1951. Allí se encuentran reliquias de inestimable valor las que demuestran el grado de cultura alcanzado por