acostumbrarnos de nuevo a la idea de que para los alemanes el apóstol de lo divino no ha de ser un sacerdote empleado, sino solamente el combatiente: el combatiente que obedece a los mandamientos y a las leyes de la vida con sus obras y con el riesgo de su vida”
FESTIVIDADES:
? Hacerse niño con relación a Dios es la condición para entrar en el Reino, para eso es necesario abajarse, nacer de Dios. El misterio de la Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros
En abril de 1939 el Dr. Karl Ruprecht dio una conferencia radial en Austria donde explicaba que en realidad la Iglesia se había apoderado de todas las costumbres populares de origen germánico contra todo derecho, y que la Navidad o la Pascua u otras festividades debían ser despojadas de su carácter cristiano artificial para retornar a su esencia de fiestas nórdicas. Brevemente el “ciclo de Navidad” comprendería un período que va desde el 25 de noviembre hasta el 6 de enero. El 6 de diciembre San Nicolás pasaría a ser el día de Wotan; el 25 de noviembre Santa Catalina, el 4 de diciembre Santa Bárbara y el 13 de diciembre Santa Lucía pasarían a consagrarse a las Tres Diosas del Destino ; el 25 de diciembre en vez de celebrarse el nacimiento de Cristo debía recuperarse la fiesta del “Sol invicto” o Mithras, divinidad persa. De hecho en Alemania la fiesta cristiana se comenzó a festejar en el año 813 en reemplazo de la dedicada al solsticio invernal. Esta tenía dos nombres, “Modranegh” en anglosajón y “Jul” en nórdico antiguo vinculadas a su vez a dos leyendas tradicionales sobre un niño que nacería por estas fechas, inspirado por las diosas del destino su nombre sería “Nornagest” o “Helgi”. Finalmente el 6 de enero Día de Reyes los buenos de Melchor, Gaspar y Baltazar se reemplazarían por los tres hermanos herreros: Odín, Onir y Loki o bien, Slagfid, Egil y Wieland
En diciembre de 1937 el indignado obispo de Tréveris, Mons. Bornewasser advertía contra las tentativas de reemplazar la festividad de Navidad por la del solsticio y L’Obsservatore Romano del 9 de febrero de 1938 tomaba ya nota de estos intentos de descristianizar las fiestas a partir de lo publicado en el número de noviembre del Die Neue Gemeinschaft sobre el Archivo del partido para la elaboración de las fiestas y vacaciones nacionalsocialistas; descaradamente se invitaba allí a despojar la Noche Buena de todo matiz cristiano y que en cambio, proponía se celebrara la “Navidad Alemana” cuyos símbolos eran el fuego, la svástica y el árbol. Y así, “mientras los ‘fanáticos cristianos de las Iglesias’ construyen sus pesebres, los alemanes a quienes se pretende ofender con el término ‘paganos’ adornan con la misma alegría su árbol”. La Navidad Alemana era para recordar a los caídos por la Nación, por la conservación del III Reich y por la salud de aquel que sacó al pueblo de su pobreza y necesidad, o sea: Adolf Hitler
A la contundencia de la historia
“Lo que se persigue, si fuere posible
es destruir el cristianismo en Alemania
en el lapso de esta misma guerra,
antes que regresen los soldados…”
Pastoral colectiva del episcopado alemán, 1942
La supremacía racial mezclada por un lado con el darwinismo y un Fichte mal leído (o no) y por otro, con el folklore prusiano exacerbado en una probeta de miseria política y social con grandes inseguridades y por tanto fuertes reclamos simbólicos, dio un cocktail explosivo que fue el movimiento nacionalsocialista.
Las ideas arriba expresadas no eran nuevas, ya en 1928 la Congregación para la Doctrina de la Fe había tenido que expedirse en un documento que condenaba el antisemitismo y la discriminación racial; lo nuevo era su síntesis, recuperada y amplificada a través del partido nazi alemán.
La radio, la prensa, el cine, el teatro, etc. dependientes absolutamente del Ministerio de Propaganda acompañaban cada movimiento de hostigamiento: Der Stuermer (el Soldado de Asalto), Der Durchbruch (La Brecha), Der Blitz (El Rayo) y Die Stimme (La Voz) aportaban los argumentos escritos en una campaña anti religiosa sorda y sostenida.
La persecución fue pensada en cuatro ejes que no siempre se dieron en forma secuencial ni orgánica sino que las más de las veces se ejercieron simultánea y fragmentariamente; a saber: La disuasión, obstrucción, desacreditación y finalmente la supresión de instituciones y/o personas.
DISUACIÓN:
El 18 de noviembre de 1936 los obispos de Colonia y Paderborn denunciaban que : “ …nos hacen llegar amargos llantos por la opresión de conciencia, dura e inaudita de que son objeto los católicos. En términos llenos de tristeza, padres profundamente cristianos nos pintan cómo, sino en todas partes, ciertamente en muchas, en las escuelas y en el seno de poderosas organizaciones, a las que pertenecen sus hijos, los maestros y jefes se aplican por las palabras y por los escritos, a hacer despreciable, a los ojos de los niños la fe de sus padres…Adultos que ejercen las profesiones más diversas se nos lamentan de que se abuse de su dependencia en el dominio profesional y económico para obligarlos a violar su conciencia cristiana, a despreciar los mandamientos divinos y a renegar de Cristo y de su Iglesia”
El primer eje se expresó semánticamente con dos construcciones: ya vimos como el programa original del NSDAP se hablaba de un “cristianismo positivo”, (es decir desvinculado de cualquier institución religiosa tradicional)
En 1937, Kerrl, ministro de asuntos religiosos del Reich aclaraba: “La obra del estado nacional-socialista en los últimos cuatro años y medio no ha sido otra cosa que un cristianismo absolutamente positivo, el que convirtió en realidad una Fe, que no solo fue capaz de mover las montañas, sino que realmente las movió.”
Complemento y contracara de ésta, fue otra expresión acuñada en el 35 que cobraría vigor luego en 1937 cuando Pio XI publicara la encíclica Mit brennender Sorge: la de “cristianismo político”. Esta última sugería la existencia de un desdoblamiento entre el Vaticano como asiento de la Santa Sede y el Vaticano como estado asociado a los intereses de los aliados; respecto del primero no había objeciones en la medida que no se opusiera al principio ya mentado del programa del partido, en cuanto a la adhesión al segundo constituía per se un grave impedimento (cuando no una sospecha de traición) para acceder a cualquier escalón en la sociedad . La perversidad de la adjetivación consiste en construir laberintos inconducentes. Ya en agosto el episcopado alemán reunido en Fulda criticaba que con este nuevo santo y seña (“el cristianismo político”) se reprochaba “que los católicos prestan demasiada atención a los asuntos de derecho constitucional, que solo pueden impresionar a personas incapaces de formar un juicio, solo a personas que no averiguan por que se habla tanto de las supuestas usurpaciones del dominio público por parte de quienes sirven a la Religión y se habla tan poco de los políticos que usurpan el dominio de la Religión y de la Iglesia…Acerca de esto, la Conferencia de los Obispos ha dirigido un memorial al Führer y Canciller del Reich, refiriéndose al peligro de abuso de los nuevos métodos, así como otras tantas restricciones de la libertad religiosa y a las vejaciones impuestas a la conciencia cristiana…Nos sentimos inquietos por nuestra Iglesia pero experimentamos honda preocupación por nuestro pueblo y por nuestra Patria.” Monseñor Banasch, canónigo de Berlín, encargado por la mencionada Conferencia Episcopal para recabar materiales de los numerosos incidentes que sufrían los católicos fue detenido por la Gestapo y puesto en la prisión preventiva de Moabit
En 1938 la imprenta del NSDAP llegó a publicar un opúsculo titulado: “Las grandes mentiras del Catolicismo Político” en el que a fuerza de eslogans, gráficos y datos estadísticos pretendía demostrar la expansión católica en Alemania; el mismo se preguntaba en tono de indignación: “¿Y se habla de persecución a la Iglesia?” la formidable maquinaria propagandística no solo era comparable a su par bélica, en términos de eficacia era mejor
Aún el paradójico Carl Schmitt se vio raleado de los círculos intelectuales en general por ser “demasiado católico” (¿?)
Más directa y focalizada contra la jerarquía eclesiástica fue la creación de la figura penal de: “abuso de púlpito” con la que solían castigarse las lecturas de encíclicas y otros documentos propios del “cristianismo político” (entendiéndose por tal cualquier documento que viniera de Roma)
El 5 de abril de 1941 “El Ministro expresa…” diría en conferencia secreta Goebbels “…su postura en relación con las emisiones del Vaticano, que en los últimos tiempos es marcadamente enemistosa, y a veces incluso agresiva para nosotros. Ahora la emisora Vaticana se refiere a un sermón que al parecer pronunció el Cardenal Faulhaber, en Munich, el día 9 de marzo. La emisora se aprovecha de frases de ese sermón para hacer campaña de odio contra Alemania. El ministro encomienda al Director Ministerial Gutterer que, en colaboración con la Gestapo, compruebe si es cierto que el Cardenal Faulhaber pronunció el sermón en cuestión, que textualmente reúne todos los requisitos que caracterizan el delito de alta traición a la Patria”
OBSTRUCCIÖN:
La obstrucción en sentido lato podría