Runner».
Dicen que, durante el rodaje, Ridley Scott llevaba una fotografía de la obra «Nighthawks» del pintor Edward Hopper, un artista que reflejaba mejor que nadie la soledad en los ambientes modernos y puramente americanos, para enseñarla al equipo con el fin de mostrar la ambientación que deseaba para el film. Cuando oí esta anécdota por primera vez no me extrañó en absoluto puesto que siempre he pensado que «Nighthawks» es un cuadro que transmite muy bien esa sensación envolvente que se respira entre las páginas de las clásicas novelas negras, por poner un ejemplo de mi adorado Raymond Chandler y su detective Philip Marlowe. De hecho, también hay quien compara a Deckard con Marlowe, aunque yo los veo bastante contrapuestos, como mucho se acercaría más al Sam Spade de Dashiell Hammett.
El cuadro «Nighthawks», de Edward Hopper
Sea como sea, Scott consiguió plasmar esa atmósfera de cine negro. Hay varios planos típicos del género negro que realmente son bellísimos, como en los que el humo del tabaco tiene una presencia visual magnífica (siempre aportan personalidad al personaje), o la escena salvaje (no se si en esa escena hay más violencia explícita o soterrada) en que Deckard besa por primera vez a Rachel iluminados por los haces de luz horizontales que traspasan los huecos de la persiana.
Todo eso lo aderezó con un necesario ambiente futurista donde se mezcla de todo, predominando cierta tendencia por la vestimenta negra y ciertos elementos característicos de lo que luego se denominaría cyberpunk. Es incluso probable que las novelas de grandes escritores del cyberpunk como William Gibson (autor de «Johnny Mnemonic», que luego se adaptaría al cine) o Pat Cadigan fuesen influenciadas en gran medida por el universo «Blade Runner». Esa mezcla también se refleja en varias escenas en las que podemos comprobar que ya no existen las razas ni las culturas puras (quizá haya cierta ironía con algunos guiños hacia el nazismo y elementos característicos de la cultura germana del Tecer Reich) e incluso para ser un buen policía hay que saber hablar una jerga denominada interlingua, que no es otra cosa que «una mescolanza entre francés, inglés, italiano, español y lo que sea». «Blade Runner» nos da una visión sobre el futuro que realmente no es tan lejana ya que podemos ver actualmente cada vez más multiculturalidad.
También se ha copiado hasta la saciedad ese permanente ambiente nocturno, donde los días son solo breves y ligeros crepúsculos que apenas duran unas cuantas horas y el resto es noche en toda su esencia, impregnada por luces de neón (los puestos callejeros y sobretodo esos impresionantes planos de los anuncios gigantes en los edificios) e invadida de personas que seguramente no sepan a dónde van (uno de esos enigmas de la naturaleza humana que se tratan en la película). También se aprecia que casi siempre está lloviendo (lo que también se ha copiado mucho, como en «Seven», el caso más célebre), todo ello consecuencia del temido cambio climático. Se muestra cierta marginalidad futurista (característica principal del cyberpunk) en el mapa urbano que nos muestran, por ejemplo con ese mercado de animales electrónicos donde resulta imposible saber si una serpiente es verdadera o falsa.
La historia está basada en una novela del escritor Philip K. Dick, cuya obra se caracteriza por presentar tramas de intriga futurista bajo las que navegan manifiestos a menudo relacionados con los enigmas de la naturaleza humana. Aunque en este caso las libertades que se toman para con la obra original, llamada «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?», son bastante amplias. Quedan las ideas subliminales y básicas de la obra de Dick, pero la trama, sus personajes y su ambientación difieren considerablemente del texto original. No obstante, es de las pocas ocasiones en que un ultraje a una obra literaria en su adaptación al cine desemboca en una obra aún mayor gracias a Hampton Fancher y especialmente a David Peoples.
Antes mencioné a Fritz Lang y precisamente de este cineasta creo que tiene mucho «Blade Runner». En el clásico alemán ya aparecía esa distopía futurista y es uno de los films emblema del expresionismo, dos elementos esenciales en esta película. El primero de ellos también lo trató George Orwell con el famoso Gran Hermano en su novela «1984». Ese ojo omnipresente también está en el «Blade Runner» de Ridley Scott de una forma muy especial. No solo aparecen infinidad de planos donde el ojo tiene gran relevancia si no que además uno de los primeros planos del film es un ojo en cuya pupila se reflejan los fuegos (¿del infierno?) de los exteriores de la Tyrrel Corporation. También el personaje de Gaff puede ser una personificación de ese Gran Hermano, ya que a lo largo del film podemos ver como mantiene vigilado a Deckard constantemente. De esto último podemos sacar que si lo vigila es porque Deckard es un replicante usado por la policía y Gaff es algo así como su supervisor secreto, que premia a su pupilo con una golosina al final por el trabajo bien hecho: la figura del unicornio (que se presupone como una señal de vía libre para escapar pero también una revelación).
A este respecto han circulado a lo largo de los años innumerables teorías sobre el origen de Deckard y la duda sobre si es un replicante o no. Como respuesta a ello salió la versión del director a principios de los noventa. Hay varios montajes diferentes, pero los más reconocidos son el Director´s Cut y el Domestic Cut. Las diferencias son que el Director´s Cut elimina la voz en off del protagonista que tenía en el Domestic Cut (la versión estrenada en 1982), la supresión del epílogo (aquí la película termina cuando se cierran las puertas del ascensor con Deckard y Rachel dentro) y la inclusión de un plano en la escena en que Deckard está en su apartamento tocando el piano. El plano en cuestión es una ensoñación de Deckard con imágenes de un unicornio y es la clave para que al final la figurita que deja Gaff suponga una definitiva revelación acerca de que Deckard sí es un replicante. El único pro del Director´s Cut es que cierra todas las dudas, pero tiene en contra que al suprimir la voz en off el personaje de Deckard pierda profundidad, además de parecer mucho más canalla. Además, hay quien piensa, yo incluido, que las ambigüedades que dejaba el Domestic Cut son un atractivo más para la película.
Como siempre digo con las películas grandes como ésta, es imposible resumir todo lo que se puede decir de «Blade Runner» en unas cuantas líneas. Sobre todo siendo un film bastante reflexivo y muy completo en todos los aspectos. Un poema de belleza sobrenatural que debe ser recordado. Y si, como se incita en la película, tememos que nuestros recuerdos no sean reales lo mejor es que nos aseguremos y volvamos a verla una vez más. Que nuestros ojos lo disfruten.
Retrieved from «http://www.articuloz.com/cine-articulos/blade-runner-3752506.html»
(Articuloz SC #3752506)
Ángel Camargo –
Sobre el Autor:
Ángel Camargo.
Este escritor y periodista titulado por la Universidad de Gales nació en Sevilla en 1985. Su trayectoria está íntimamente ligada al mundo del cine y la literatura siendo guionista freelance desde hace más de un lustro, además de colaborar en diversas webzines en calidad de crítico, así como en productoras cinematográficas y televisivas. Igualmente, ha trabajado como realizador, editor y productor de videoclips, documentales y cortometrajes. Ha cursado también estudios de postgrado en el campo del periodismo deportivo.
Página web: http://www.laclaqueta.net
]]>
Puntear artículo
voto(s)
0 voto(s)