embozándome la felicidad.
Retaceándome el cielo
encerrándome en la lóbrega
y oscura caverna de las dudas.
Palabra de Viento
1.40:— El viento es un caballero
que baila el día entero
que besa, que ríe, que juega y se va.
El viento es un caballero
que anduvo contándome una historia;
no sé si creerle ¡tiene tan mala memoria!
Además,
¿cómo aceptar lo que dice,
si vuela, si cambia y luego se desdice?
No es un tipo serio
tampoco sereno;
de pronto se eleva
perdiéndose en el cielo
dejándome con la duda de lo que está diciendo.
Deshoja los árboles
causando tal revuelo
de faldas, flores y sonrojos
y alguna basurita metida en algún ojo.
Sentado en el campanario
se ríe a carcajadas, viendo a las aves
cómo se enfurecen, desplumadas.
No se queda quieto un rato
dice que es por su trabajo:
que el molino, que empujar las nubes;
despertar al sol y al gallito viejo de la veleta
que rechina, molesto, porque a su antojo
lo da vueltas.
Mas, de pronto, cobra gusto a sal:
es que, en su delirio
¡ama tanto al mar!
aunque sea donde más deba trabajar:
que llevar las olas de acá para allá,
soplar barquitos de vela,
despeinar niños de oro y seda,
acariciar montañas de celofán,
pasear nubes repanzonas
¡y tantas cosas más!
Aunque no sé si creerle
o dejarle de creer
porque me gusta tanto oír sus historias
mientras me acaricia la piel,
me enreda el cabello
y juega con mis ojos a cambio de una flor
que arroja a mis pies
cantando, silbando, casi con amor.
El viento es un caballero
¡al que es tan fácil amar!
Pero es su risa tan risa
¡que no se lo puede atrapar!
¿Por qué?
1.41:— La célica luz que dibuja tu perfil
delimita mi horizonte.
Tus manos
pájaros en vuelo de palabras
jaula amada, nido jamás abandonado.
Tus brazos
mi hito, mi albergue.
Tu boca
todo: sueños, esperas, sustento, pan, alimento.
Ecos
que recrea la nostalgia.
No estás
mas tu presencia vive en mí.
No estás
y el olvido contigo se ha marchado.
Herida sangrante
llaga eterna
dolor de seguir
¿viva?
en el centro mismo de tu muerte.
Silencio
1.42:— Ayer he visto a mis sueños
gritar talando sus ansias.
Fría luna
eres sólo un terrón caído en el espacio
sin luz, sin vida.
Eres nada, nada.
Vida
eres una burda, mala palabra
una burla de no sé quién;
una cruda, grotesca carcajada.
Eres nada, nada.
Ayer se hizo negra, eterna noche
en plena madrugada:
alguien te nombró, diciendo que ya nunca regresabas.
Vacío de mil vacíos el infierno despertaba.
Sólo llanto, luto, muerte, a mi grito contestaba.
Garras de hierro cerradas al abismo me arrastraban.
Soledad de soledades
vahos de nada.
Frío de eterno invierno,
negra alborada.
Necio Caronte, nunca supiste
que en esa oscura mañana,
eternamente abrazados en uno,
la Estigia los dos cruzamos.
Te Maldigo
1.43:— Por todo lo que te amé,
por todo lo que lloré,
yo te maldigo.
Una y mil veces te maldigo:
Que cuando el frío te abrace
en la alta noche
y puedas oír de tu pecho solo
sólo brotar reproches
como rugidos,
descubras que tu mente
piensa y piensa en mí.
Y cuando descubras que tu amor
piensa en lo que fue mi amor,
hoy abandonado y solo,
que a la espera de tu amor
noche a noche su sueño desvela.
Yo te maldigo así:
Que pienses en mí
y pienses en mi amor.
Que te atenace el pecho
el más cruel dolor.
Verás entonces que el reproche
de tu propio corazón
en sufrimiento,
en remordimiento se trocará
y el frío de la noche fuego será,
recordando mis besos
que nunca más tendrás.
Colores
1.44:— Estoy buscando el color propicio
para pintar este amor.
Amor que asoma
tímido
entre
mis sábanas
y se pierde en nada.
Verde para un amor todavía verde,
rosa para el rubor de su timidez;
blanco de mis sábanas blancas
que esperan
de los lirios blancos
de la palidez de las emociones nuevas
de la brisa incolora
de la nube con la que juega el viento
del agua que salta entre las piedras
de la luna cómplice que todavía ensueña.
Azul de cielo en calma, de mar denso.
Rojo de sangre caliente,
de rosales estallando de amor.
O talvez el violeta de un atardecer sin tiempos
de seguir soñando con los colores
para pintar este amor.
Equivocada
1.45:— Perdóname:
me equivoqué de tiempo…
creí que hoy era ayer.
Pensé que era estación de lluvias
y es la de morir de sed.
Sentí a la muerte parada frente a mi puerta
“Pasa”, le dije y abrí.
Se rió duramente, arrasó mi huerto y se fue.
Me senté en el barranco
para no morir de pie
y el árbol me enseñó
a no llorar después.
Me equivoqué de tiempo
me equivoqué
perdóname:
nací mañana y morí ayer, al atardecer.
Creí amarte y te busqué:
te enredé entre mi pelo
y con mis besos te ahogué
creyendo que te quería…
y hoy
hoy me marcho
sin saber porqué
perdóname
perdóname y no sé por qué.
Vine al mundo equivocada
nací sin pedir nacer
me arrastran siempre los vientos
me arrastran
me arrastran
¿adónde?
No lo sé…
Si Yo Fuera Tú
1.46:— Si yo fuera tú, amor…
¿dónde me ocultaría?
¿en el viento que corre en el silencio de la noche
o en el cielo enrojecido del atardecer?
¿dónde me ocultaría?
¿en el frío gris de la llovizna
o en el resplandor hiriente del sol de mediodía?
¿dónde me ocultaría?
¿en la piedra que tapa la boca del volcán
o en la que se despeña con las aguas enfurecidas?
¿dónde me ocultaría?
¿dentro del cristal que aturde los sentidos
o en el que refleja mi universo destruido?
¿dónde me ocultaría?
¿entre las sombras que ocultan fugitivas sombras
o en el iridiscente amanecer?
¿dónde me ocultaría?
¿entre los recuerdos que cual vampiros hambrientos
sobre mi desvelo revolotean
o en el arrullo de la paloma entre la fronda?
¿dónde, amor, dónde me ocultaría,
dónde lo haría
para que no pueda jamás volver a verte
aunque te busque mi alma compungida?
¿dónde, amor, dónde me ocultaría
para que no sientas lástima de mis lágrimas
y sigas mintiéndome todavía?
Si el Mundo Corre Loco
1.47:— Si hoy el mundo corre loco
yo no lo podré parar
cada tiempo trae sus cosas
debo dejarlo andar.
No pregunto tu historia
sólo te quiero dar mi amor:
si lo tomas o lo dejas,
eso es cosa de los dos.
Este mundo corre loco
yo lo sigo por detrás:
a un costado del camino
nunca me vas a encontrar,
sí siempre en medio de la lucha
sin poderme acallar.
Mis manos ya no son de seda
mi piel ya no es de jazmín
huele a pena, huele a heridas
que se suceden sin fin.
Ya no espero nada
sé que nada me darás
si te pierdo o conservo
hoy igual me da.
Se te ha roto la máscara
y tu rostro puedo ver.
Cuanto más lo conozco
menos te quiero tener.
La Dueña de las Esquinas
1.48:— Se acomodó la liga
parada en la esquina
bajo la amarilla luz del viejo candil
al ver al tipo que la miraba
y al que ella comenzó a mirar.
Tres días que no comía.
El corazón le palpitaba.
El tipo hacia ella venía
y ella a su encuentro comenzó a caminar.
Cuando te volvés vieja
los sueños te comienzan a patear
convertidos en fieras pesadillas
los sueños te comienzan a patear
y ya no tenés más opciones:
no podés negarte ni regatear.
Lo miró de frente, se bajó el bretel
dejando al desnudo el hombro izquierdo
liberando a la mariposa tatuada en él.
“Tiene cara de buena gente,”
se dijo pensando en cuánto le querría pagar
por mentirle amor esa noche
y tener mañana para desayunar.
El tipo se siguió acercando
y al verlo más de cerca comenzó a temblar:
nunca olvidaría esos ojos azules
ni aquel lunar como un beso