Los Lieder Y Su Contenido
No se puede negar, que lo que encierra los lied es maravilloso, su poesía, música, melodía, sobre todo al escucharlos, más cuando estos por ejemplo son de la creatividad del extraordinario y apasionado Franz Schubert.
Se sabe que la esencia del lied es la misma de la poesía lírica: se trata de acentuar el sentimiento en un lapso breve.
Antecedentes y significado
Sobre ellos nos recuerda Wikipedia, que en la historia de la música clásica europea, el término se refiere a una composición, típica de los países germánicos y escrita para un cantante con acompañamiento de piano. Este tipo de composición, que surgió en la época clásica (1760 – 1820), floreció durante el Romanticismo y evolucionó durante el siglo XX. Es característico la brevedad de la forma, la renuncia al virtuosismo belcantistico, la estrecha relación con el poema y la fuerte influencia de la canción popular alemana (Volkslied).
El desarrollo de la forma iba mano a mano con el redescubrimiento de la cultura popular alemana como fuente de producción artística, como han sido las colecciones de cuentos (1812) de los Hermanos Grimm y la colección de poemas Des Knaben Wunderhorn (1805-1808) de Clemens Brentano y Achim von Arnim.
En la historia de la música clásica europea, se aplica el término alemán, porque los inicios y los primeros Lieder, fueron obras de compositores alemanes. En Alemania se aplica el término «Kunstlied» para distinguir el género de la canción popular (Volkslied).
Por su parte ,el rincóndelvago.com, nos aporta más información señalando, que la historia del Lied se confunde con la historia de la nación alemana; pero el Lied se puede decir que comienza como tal en la segunda mitad del setecientos, cuando en el acompañamiento instrumental se sustituye la notación cifrada del bajo continuo por la de la parte obligada de los instrumentos de tiento, condición indispensable para aquella activa interacción entre voz e instrumento que luego llegará a ser, en el Lied romántico, una mezcla de colores y sonido. Los primeros pasos del nuevo Lied fueron sin embargo guiados por el más escueto racionalismo, y no por el culto de las tradiciones patrias sino por la imitación de modelos franceses. La aparición del joven Goethe disiparon las angustias de aquella importación racionalista. La poesía de Goethe llega a ser el elemento en torno al cual se formó una segunda escuela: simplicidad, claridad, adherencia al texto poético eran los principios que guiaban también a estos compositores, recurrían a la vena fecunda de la tradición popular, profundizando la relación entre palabra y música.
La balada, un género poético-musical estrechamente afín al Lied, alcanzó gran trascendencia llegando al punto de convertirse casi en una devoción. Cultivada, junto al Lied, en el setecientos tardío debería recordarse al menos el nombre de Johan Rudolf Zumsteeg, autor de una famosa Leonora y de otras baladas que no dejaron de influir a Schubert. Luego, en todo el ochocientos, la balada explotó también las potencialidades dramáticas inherentes a su tejido narrativo, hasta traspasar su propio espíritu al oratorio, y a instalarse en el teatro musical propiamente dicho. En general, la balada es un género narrativo-dramático, y en cambio el lied es lírico; algunas son declamatorias, casi recitados. La esencia del lied es la misma de la poesía lírica: se trata de acentuar el sentimiento en un lapso breve.
La filigrana del Lied del setecientos tardío es un fenómeno ligado a la renovación cultural de aquellos decenios, y sobre todo a la floración, en la literatura, de la más luminosa estación poética que Alemania había conocido hasta entonces. Esta renovación era, sin embargo, un fenómeno específicamente alemán; en Viena, donde en la música vocal imperaba la ópera, y donde la influencia italiana y francesa era fortísima, había sido un producto de importación. Sin embargo fue en Viena donde el Lied tuvo su auge( para los músicos berlineses la presencia de Goethe fue un freno más que un estímulo), es aquí donde la música conquista esa autonomía de lenguaje que se traduce en potencia expresiva, obteniendo la posibilidad de confrontarse de igual a igual con la poesía, el piano abandona la función neutral de sostén de las voces. El timbre del piano se enriquece, adquiriendo una dimensión interior que hará de él un interlocutor discreto pero insustituible de las voces del Lied.
Haydn y Mozart dedicaron al Lied una atención marginal e intermitente; acompaña discreta pero constantemente la creatividad de Beethoven, pero cuando en 1816, después del ciclo A la Amada lejana, abandona definitivamente el Lied para dedicarse a los esfuerzos de las obras extremas, ya hacía dos años que Schubert ( quien contaba entonces diecisiete) había escrito Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca), la primera página del último y más esplendoroso capítulo de la historia multisecular del género.
Se nos agrega además , que no hay que olvidar, que al final del barroco los compositores renuncian al uso del bajo continuo. Con eso, el camino esta libre para el piano solo como instrumento de acompañamiento. La música debía adaptarse a la forma del poema como acompañamiento. Un ejemplo es la versión de Zelter del poema Es war ein König in Thule del Faust I de Goethe.
Para utilizar mejor el potencial del piano, se desarrolla el Lied con acompañamiento compuesto individualmente para cada estrofa.
Los primeros ejemplos son de Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven.
De Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791) destacan ejemplos como Das Veilchen, Abendempfindung an Laura y Dans un bois solitaire; uno de los primeros ejemplos de canciones en francés. Cabe destacar que Mozart introduce las características del Lied también en las arias de sus óperas tardías, sobre todo La clemenza di Tito y La flauta mágica, donde el ejemplo más popular son las arias de Papageno.
Joseph Haydn (1732 – 1809) compuso Lieder con instrumentación de cámara. El grupo más popular son los «Schottische Lieder» (canciones escocesas) instrumentadas para voz o voces, piano, violín y violonchelo.
Ludwig van Beethoven (1770 – 1827) es el primero en darle a los Lieder un espacio dentro sus obras, An die ferne Geliebte (1816). Beethoven definía un orden fijo para los Lieder, siguiendo una trama imaginaria. El ciclo describe los sentimientos de un amante mientras está separado de su amada. Con la presentación como «paquete», la forma breve del lied se convirtió en un medio para presentar ideas más amplias. Beethoven también dio la posibilidad de presentar Lieder en forma de concierto o recital.
El tipo de lied narrativo; denominado balada se basó en el modelo de Johann Friedrich Reichardt (1752-1814). Los ejemplos más célebres son las baladas Der Zwerg y Erlkönig de Franz Schubert y las obras de Carl Loewe (1796-1869) (Erlkönig, Die Uhr, Graf Oluf etc.)
No hay que olvidar tampoco, que Robert Schumann (1810 – 1856) desarrolló la técnica del ciclo más allá de la trama linear. Ejemplos son el Liederkreis con texto de Joseph von Eichendorff, y los ciclos con poemas de Heinrich Heine (Der arme Peter, Myrthen, Dichterliebe, Liederkreis op. 24. En diferencia a Schubert, la mayoría de los ciclos de Schumann ya no obedece a una lógica de trama linear, sino los poemas son ordenados intuitivamente para crear una «trama intuitiva».
La colección de canciones populares fue la fuente pricipal de inspiración para los Lieder de Johannes Brahms (1833 – 1897). Su colección «Deutsche Volkslieder» es el gemelo musical de la colección de Cuentos de los hermanos Grimm. En esa obra, el límite entre colección y creación propia es difícil de identificar. Sus propias canciones también fueron fuertemente inspirados por textos y melodías populares, en las cuales Brahms sentía un acceso directo a un mundo de sentimientos básicos y honestos. El ciclo «Die schöne Magelone» revela también influencias del historismo, la interpretación del pasado alemán en el sentido de la utopía de una sociedad guiada por virtudes del caballero medieval.
Hugo Wolf (1860 – 1903) adaptó los conceptos de la armonía de Richard Wagner a la medida del Lied. Además de sus Lieder sobre textos de Johann Wolfgang von Goethe, Joseph von Eichendorff, Michelangelo, Eduard Mörike y otros autores, escribió los notables ciclos sobre poemas populares de España e Italia, los «Spanisches Liederbuch» e «Italianisches Liederbuch».
Richard Strauss (1864 – 1924) ampliaba el acompañamiento con versiones orquestadas para adaptarlos al uso en la sala de concierto. Ejemplos son Cäecilie, Morgen, Schlechtes Wetter, Ich trage meine Minne, Die Nacht etc. El ciclo «Cuatro últimas canciones» de 1948 expone las posibilidades de esa forma de modo ejemplar, haciendo uso también de una orden de ciclo.
Gustav Mahler (1860 – 1911) integraba sus composiciones de Lied en su obra sinfónica. Para todos sus Lieder existen versiones orquestadas (Des Knaben Wunderhorn, Rückert-Lieder, Lieder eines fahrenden Gesellen o Kindertotenlieder). Además muchos de sus Lieder están integrados en el contexto de una Sinfonía, como es el casa del cuarto