
Poes?a Hispanofilipina
UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA POESÍA HISPANOFILIPINA
Edmundo Farolán Romero
La poesía hispanofilipina es hoy día un fenómeno raro, debido a la llegada de los norteamericanos al comienzo del s. XX, resultando en una intensiva lavada cerebral en inglés del pueblo filipino, algo que los españoles en Filipinas durante su permanencia de cuatro siglos no pudieron hacer, particularmente en el campo lingüístico.
A pesar de esto, la poesía hispanofilipina llegó a escribirse. En su artículo La fase formativa de la literatura hispanofilipina, el académico Guillermo Gómez Rivera menciona a varios poetas filipinos en el s. XVII de origen chino: José María Nicaísay, Tomás Chuidian, Tomás Pinpín, Fernando Bagongbanta, Juan de Vera Ken Yong, y Carlos Calao, entre otros.
Fernando Bagongbanta fue un escritor y poeta en tagalo y castellano. Escribió “ladinos”, unos versos romanceados alternados en castellano/latín y tagalo sobre temas religiosos. He aquí un fragmento de su obra:
Gracias se den sempiternas
Al que hizo salir la estrella
Que destierra las tinieblas
De toda nuestra tierra.
Salamat nang walang hanggang
Sa nagpasilang ng tala
Sa buong bayan natin,
Na sa dilim nagpataboy.
Oh, Gran Dios, mi Padre,
Quered ayudarme,
Sedme favorable
Porque esto se acabe
Y a vos os alaben.
Oh, Dakilang Dios, Ama ko,
Naisin mong tulungan ako.
Maguing mapagbigay kayo
Upang matpos ito
At ikaý maipagpuri ng lahat.
Tomas Pinpín en la historia filipina es conocido como el primer impresor y tipógrafo de las islas. Góme Rivera dice que “Pinpin queda en la historia de Filipinas como uno de los precursores de la poesía filipina y del sentimiento de unidad nacional a través del lenguaje y cultura.”
En los siguientes versos, se nota su deseo de ver los dispersos grupos étnicos filipinos unidos dentro de una identidad nacional:
Los tagalos poseen su forma de escribir
Los ilocos también tienen sus propias letras;
Los bicoles no quedan atrás en ese asunto;
Y los bisayos ¡ay! ¡Cuán diferentes son!
Exhortamos a todas las tribus destas islas
Que adoren la cruz santa; que hablen en castellano,
Y que rindan al Rey de todas las Españas
Sus armas y lealtad y que observen su Ley….
José María Nicaísay, de sangre china o “sanlai”, nació en Binondo, un distrito del viejo Manila. Escribió los siguientes versos que explicn el origen del nombre “Manila”:
Mayi-in-il, Mayi’in’ila.
Es el pueblo que allá duerme.
Lo llamaban “Longos” antes.
Hoy lo llaman “Ba’y’bay”, playa.
Mayi quiere decir “sitio
Donde abejas, donde hormigas
Su miel crían”. Y los sanlais
Lo adquirían con sus sedas,
Sus jarrones y sus telas.
Juan de Vera Ken Yong fue el impresor del primer libro publicado en Filipinas, Doctrina Cristiana, en chino y castellano, en 1593. Cultivó las letras como resultdo de su aprendizaje del castellano por los padres domínicos. Como muestra, tenemos los siguientes versos que revelan sus sentimientos religiosos:
Vengo del gran Reino China
En busca de paz y pan…
Vengo del gran Reino china.
Llego a estas islas buenas
Y a Hispania sirvo con Dios…
Llego a estas islas buenas.
Mi madre es la Virgen Santa.
En ella veo a mi madre…
Mi madre es la Virgen Santa.
No nos dicdn la verdad
En Macau los portugueses…
No nos dicen la verdad.
Cristo es mi Salvador.
Gracias a los castellanos
Cristo es mi Salvador.
Tomás Chuidian fue vástago de un emigrante de China que se estableció en Tondo, arrabal del viejo Manila. He aquí las dos primeras estrofas de su poema “Corre en mis venas sangre celestial”:
Corre en mis venas
Sangre celestial!
Soy celestial por sanlai
Y soy sanlai y ansit
Por ser de China,
China antiguapor Catjal
La imperial…
Gran Reino. Reino del centro.
La inmortal.
Corre en mis venas
Sangre celestial!
Soy celestial por seguir
¡A Jesucristo!
Jesús me hizo
Cristiano y celestial.
Y abrió por mo
Puertas del Paraiso.
Ahola, y soy inmortal.
(Nótense el uso de “ahola” en vez de “ahora” que es frecuente en la pronunciación china, la “r” pronunciada como “l”).
Carlos Calao nació en Ba-yba-y, Binondo. Escribió estos versos en 1614 en de Fernando Magallanes, a quien atribuye la introducci’on de la fe católica en Filipinas:
Que Dios le perdone al salvaje,
Al pagano de Mactán
Que no entendió la palabra
De Dios en el Capitán
Magallanes, a quien muerte
Dio por orden de Satán,
El enemigo de Cristo,
El ponsonoso alacrán.
El Capitán Magallanes
Los invitó a servir
Al verdadero Dios nuestro;
Mas, aquel regulo vil
Llamado Cali Pulaco*
No quiso ver ni sentir
La dádiva de la Fe
Y nos lo hizo morir.
(* mejor conocido en la historia filipina como Lapu-Lapu, fue el que mató al gran descubridor hispano.)
En el s. XVIII, aparece Luis Rodríguez Varela, un criollo, quien fue el primero que escribía composiciones patrióticas. Escribió una colección de poesías titulada Parnaso Filipino, pero no se han conservado copias de esta colección. Seguramente, hubo otros poetas en este período, y sería menester hacer una investigación más detallada de esta etapa de la literatura filipina.
No era hasta el s. XIX cuando aparecen literatos de gran importancia. Dos de ellos fueron el héroe nacional, José Rizal (1861-1896), José Palma (1876-1903), y Pedro Paterno(1857-1911). Estos dos escribieron en casi todos los géneros literarios, y en particular, la novela y la poesía.
Rizal, mundialmente conocido por Mi último adiós, su última poesía escrita la noche antes de su fusilamiento, y sus dos novelas, Noli me tangere y El Filibusterismo, traducidas en varios idiomas, fue médico, novelista, poeta, político, filólogo, pedagogo, agricultor, tipógrafo, escultor, pintor, naturalista, y políglota (hablaba más de veinte idiomas).
La poesía que incluimos aquí no es muy conocida pero es interesante porque proyecta el genio de este hombre; muestra en estos versos cómo la síntesis de agua y fuego forma lo que siempre fueron sus deseos para el pueblo filipino: “progreso, vida, luz y movimiento”:
EL AGUA Y EL FUEGO (fragmento)
Agua somos, decís; vosotros, fuego.
¡Cómo lo queráis, sea!…
¡Vivamos en sosiego,
y el incendio, jamás luchar nos vea,
sino que unidos por la ciencia sabia
de las calderas en el seno ardiente,
sin cólers, sin rabia,
formemos el vapor, quinto elemento,
progreso, vida, luz y movimiento!
Otra poesía, A la juventud filipina, que ganó un premio estudiantil, escrita en la misma temporada que El agua y el fuego, la escribió cuando también era estudiante en el Ateneo Municipal de Manila:
A La Juventud Filipina
Alza su tersa frente,
Juventud Filipina, en este día!
Luce resplandeciente
Tu rica gallardía,
Bella esperanza de la Patria Mía!
Vuela, genio grandioso,
Y les infunde noble pensamiento,
Que lance vigoroso,
Mas rápido que el viento,
Su mente virgen al glorioso asiento.
Baja con la luz grata
De las artes y ciencias a la arena,
Juventud, y desata
La pesada cadena
Que tu genio poético encadena.
Ve que en la ardiente zona
Do moraron las sombras, el hispano
Esplendente corona,
Con pía sabia mano,
Ofrece al hijo de este suelo indiano.
Tu, que buscando subes,
En alas de tu rica fantasía,
Del Olimpo en las nubes
Tiernísima poesía
Mas sabrosa que néctar y ambrosía
Tu, de celeste acento,
Melodioso rival Filomena,
Que en variado concento
En la noche serena
Disipas del mortal la amarga pena.
Tu que la pena dura
Animas al impulso de tu mente ,
Y la memoria pura
Del genio refulgente
Eternizas con genio prepotente.
Y tu, que el vario encanto
De Febo, amado del divino Apeles,
Y de natura el manto
Con mágicos pinceles
Trasladar al sencillo lienzo sueles.
Corred! que sacra llama
Del genio el lauro coronar espera,
Esparciendo la Fama
Con trompa pregonera
El nombre del mortal por la ancha espera.
Día, día feliz,
Filipinas gentil, para tu suelo!
Al Potente bendice
Que con amante anhelo
La ventura te envía y el consuelo.
Su más famosa poesía, Mi último adiós, traducida en varias lenguas, la escribió la noche antes de ser fusilado, y la guardó en una lámpara en su cárcel:
Mi Ultimo Adiós
Adiós, Patria adorada, región del sol querida,
Perla del Mar de Oriente, nuestra perdido Edén!
A darte voy alegre la triste mustia vida,
Y fuera mas